Accionistas morosos (I)

Cuando el accionista suscribe las acciones adquiere a su vez la obligación de desembolsar la totalidad del capital suscrito, aunque no es necesario, en el caso de las sociedades anónimas, que el desembolso se realice por la totalidad del capital suscrito en el momento de la constitución de la sociedad.

El artículo 81 del texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital (TRLSC) establece que el accionista deberá aportar a la sociedad la parte de capital no desembolsada en la forma y dentro de los plazos previstos por los estatutos sociales. Si en dicho momento el accionista no cumple con su obligación surge la figura del accionista moroso.

El accionista moroso, de acuerdo con lo establecido en el art. 83 TRLSC, sufre una serie de restricciones en el ejercicio de sus derechos:

• No podrá ejercitar el derecho de voto mientras se encuentre en situación de mora.
• El importe de sus acciones será deducido del capital social para el cómputo del quórum.
• No tiene derecho a percibir dividendos, si bien, una vez abonado el importe de los dividendos pasivos más los intereses, recupera ese derecho, pudiendo reclamar a la sociedad aquellos dividendos no prescritos
• No tiene derecho a la suscripción preferente de nuevas acciones ni de obligaciones convertibles, perdiendo de forma definitiva ese derecho si al finalizar el plazo para su ejercicio, el accionista moroso no ha desembolsado el dividendo pasivo exigido.

La sociedad, por su parte, cuenta con varias posibilidades de actuación, según los casos y atendida la naturaleza de la aportación no realizada (art. 84 TRLSC):

• Reclamar judicialmente el cumplimiento de la obligación de desembolso, con abono del interés legal y de los daños y perjuicios causados por la morosidad.
• Enajenar las acciones por cuenta y riesgo del socio moroso. La enajenación llevará consigo, si procede, la sustitución del título originario por un duplicado.
• En caso de no poder llevar a cabo la enajenación, se procederá a la amortización de las acciones, mediante la reducción de capital, quedando en beneficio de la sociedad las cantidades ya desembolsadas (que al menos será el desembolso mínimo exigido por la ley, es decir, el 25% del capital suscrito y el 100% de la prima de emisión si la hubiere).

En cuanto a la problemática contable, el accionista moroso se reconocerá en la contabilidad en el momento en que finaliza el plazo concedido para el pago del dividendo pasivo. A partir de ese momento pueden darse tres situaciones:

1. Ingreso del dividendo fuera de plazo.
2. Reclamación judicial del dividendo.
3. Emisión y venta de duplicados.

En esta ocasión vamos a estudiar la problemática contable de la primera de las posibilidades.